viernes, 20 de agosto de 2010
Actividad sojera en Argentina
Hoy en día la soja cumple un rol muy importante en la economía Argentina, en
especial a nivel de exportación. Pero esto se da gracias a un proceso que comenzó
décadas atrás, la agriculturización. Comienza entonces a tener mayor importancia el cultivo y la producción de soja por sobre la ganadería. Pasó de ser prácticamente un cultivo inexistente
en la producción agrícola, a ocupar actualmente más del 50% de las áreas sembradas.
Los datos del año 2009 sustentan la importancia internacional de la Argentina como
productora sojera colocándola en la tercera posición después de EEUU y Brasil.
Frente a la demanda externa de este cultivo, en especial por parte de la Unión
Europea y China, Argentina tiene que adaptarse a las condiciones de producción de este
cultivo. Los principales cambios en la forma productiva son:
Incremento de la superficie bajo arriendo u otras formas de uso.
Cambios tecnológicos (introducción de nuevas y mejores maquinarias y semillas transgénicas)
El sistema de cultivo de soja conlleva la siembra de la soja sobre los rastrojos
del cultivo anterior a los cuales se les aplica fuertes herbicidas además de plaguicidas.
Esta situación ha causado la desertificación de los suelos por la devastadora y corrosiva
forma de cultivar (siemebra directa). La no roturación del suelo ha provocado la acumulación tanto de residuos orgánicos como minerales además de la disminución de la temperatura
del suelo. El continuo uso de herbicidas y pesticidas destruye la vida bacteriana
imposibilitando la formación de hongos y destruyendo la fertilidad de las tierras.
El impacto en la fauna es notable: las aves desaparecen por la falta de roturación,
las liebres por envenenamiento, y muchos problemas más sobre otras especies como las lombrices, cuises o perdices. El ecosistema se va destruyendo poco a poco.
Por otro lado, es importante mencionar que el uso continuado de herbicidas
e insecticidas fomenta la aparición de nuevas malezas. Por lo tanto se deben usar
químicos cada vez más fuertes, altamente tóxicos y mayormente cancerígenos,
contaminando el suelo y las napas de agua.
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